Aquellos maravillosos años
Me llama Molusco con entusiasmo: van a reponer Aquellos maravillosos años. Miro EL CORREO desconfiado y bien hecho: se trata de un reportaje sobre los 25 años de la UPV, la uni de los vascos y las vascas, ejemplo de modelo educativo/combativo, según veo en la ETB. Pero nada de Kevin Arnold ni Paul Pfeiffer. Una pena, porque esa serie era buena. Y corta. Aquellos maravillosos capítulos en dosis semanales los lunes por la noche dejaban al espectador la insólita sensación de querer más, el agradable sabor a poco de los buenos vicios, cosa rara en lo audiovisual. Lo audiovisual es excesivo, exagerado, extenuante, y más para el espectador que se planta ante el fotograma como ante un cuadro realista de Antonio López, o uno hiperrealista de Richard Estes, actitud esta poco recomendable para la salud mental.
Aquellos tenía esa justa dosis entre tiempo y contenido, el primero corto y el segundo amplio y uno se iba a la cama con una nostalgia alegre como las cuerdas acústicas de la versión de la versión de Joe Cocker de With a little help from my friend que sonaban sobre los créditos en negro. Con una ligera fe en el futuro, o en el día siguiente, al menos.
Cómo seleccionarán los guionistas de 2035 los temas de Estos maravillosos años. ¿Qué canciones, qué guerras, qué artilugios domésticos, qué tipo de pantalones serán rescatados por sus inestables cerebros? ¿Hablarán del febrero sangriento iraquí de 2005? ¿Irak será sinónimo de Vietnam y Bagdad de ciudad-bomba? ¿Y Bush? Nixon a su lado es Majatma Gandhi.
Vivimos tiempos guionizables, superada la parquedad de los noventa, que acabó hacia la mitad, con la bala que mató a Nirvana en el 94. Música. Habrá que poner banda sonora a los futuros Kevins Arnolds y sólo los muy guruses decidirán cuál es la música de nuestro tiempo y cuál no. Entonces, los telespectadores de ese Cuéntame de los lunes por la noche de 2035 en alguno de los 2034 canales por cable que se sintozinen por la banda ancha, estrecha o por el secador del pelo se bajaran las canciones por el Internet del futuro. ¿O esto de tener toda la música del mundo gratis será la envidia incrédula de nuestros hijos? Las edades doradas sólo se reconocen cuando se acaban o alguien las prohíbe. Al menos, si no eres músico ni muy escrupuloso, ahí tienes una edad dorada. ¿Amor libre? Woodstock sólo duró tres días.
(Del viernes 15 al domingo 17 de agosto de 1969.)
Aquellos tenía esa justa dosis entre tiempo y contenido, el primero corto y el segundo amplio y uno se iba a la cama con una nostalgia alegre como las cuerdas acústicas de la versión de la versión de Joe Cocker de With a little help from my friend que sonaban sobre los créditos en negro. Con una ligera fe en el futuro, o en el día siguiente, al menos.
Cómo seleccionarán los guionistas de 2035 los temas de Estos maravillosos años. ¿Qué canciones, qué guerras, qué artilugios domésticos, qué tipo de pantalones serán rescatados por sus inestables cerebros? ¿Hablarán del febrero sangriento iraquí de 2005? ¿Irak será sinónimo de Vietnam y Bagdad de ciudad-bomba? ¿Y Bush? Nixon a su lado es Majatma Gandhi.
Vivimos tiempos guionizables, superada la parquedad de los noventa, que acabó hacia la mitad, con la bala que mató a Nirvana en el 94. Música. Habrá que poner banda sonora a los futuros Kevins Arnolds y sólo los muy guruses decidirán cuál es la música de nuestro tiempo y cuál no. Entonces, los telespectadores de ese Cuéntame de los lunes por la noche de 2035 en alguno de los 2034 canales por cable que se sintozinen por la banda ancha, estrecha o por el secador del pelo se bajaran las canciones por el Internet del futuro. ¿O esto de tener toda la música del mundo gratis será la envidia incrédula de nuestros hijos? Las edades doradas sólo se reconocen cuando se acaban o alguien las prohíbe. Al menos, si no eres músico ni muy escrupuloso, ahí tienes una edad dorada. ¿Amor libre? Woodstock sólo duró tres días.
(Del viernes 15 al domingo 17 de agosto de 1969.)
4 comentarios
harry -
pero iba a ser que no. el palais bourbon es, ojo al dato, la sede de la asamblea Nacional o Parlamento francés y, por extensión, éste. toma! los republicanos franceses toman sus decisiones en un palacio de nombre borbónico? ey, y ahora que lo pienso, la asociación de ideas entre borbon, bourbon, y la mansión jack daniels es fácil. no tendrá nada que ver con la afición de nuestro monarca al pimple. ¡y un rey francés vino a Bilbao !
Sabino -
ashley templewood y 2 -
a lo que iba, buceando en la etimología de pamplona (que es algo más compleja de lo que creía) descubrí una palabra preciosa, de esas que uno jamás utilizará, un pequeño tesoro lingüístico sin ninguna utilidad. va. enclítico. ¿eh? ¿es o no es bonita? si michel leyera este blog, podría decir que el betis ha realizado un partido enclítico, pero la dureza del rival .¿perdón michel?; incluso algún cronista papal podría asegurar el enclitismo descarnado de los católicos que animan a seguir sufriendo al pontífice.
ninguno de los dos acertaría. enclítico significa que se pone al final de una palabra y pegada a ella. Por ejemplo en castellano la palabra hay tiene una y griega enclítica a la flexión del verbo regular que es ha.
ashley templewood -
pues bien, nada de eso. un siluro es un pez de agua dulce que puede llegar a alcanzar gran tamaño. Su carne es muy apreciada, recordando su sabor al del rape. Habita los tramos de curso lento de los ríos y también los lagos o embalses de fondos blandos. Se alimenta de todo tipo de peces y también consume ranas y hasta cangrejos de río, a veces hasta ratas y crías de pato. ¿un pez que come ratas?!!!! nunca lo habría imaginado. debe ser un tipo duro el tal siluro
hasta aquí mi reflexión semanal sobre el siginificado de las palabras
raras. no lo olviden, en cuanto se me ocurra otra, se lo cuento