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El Náufrago Cosmopolita

Tolstói, Pasavento y las audiencias

Tolstói, Pasavento  y las audiencias ¿Qué pasa cuando un diario se convierte en un best-seller? ¿Cuando lo personal pasa al dominio público, del cuarto de baño a la Grand Place de Bruselas, por ejemplo, para jolgorio de cicloturistas ociosos? Si Tolstói hubiera sabido que se publicarían sus intimidades, más o menos sublimes, ¿hubiera escrito en días como estos?:

19 de abril de 1847: “Me levanté extremadamente tarde y apenas a las 2 determiné que iba a hacer durante el día.”
Ó
21 de noviembre de 1853: “Uno de mis mayores y más desagradables vicios es la mentira. La razón que la desencadena más a menudo es la fanfarronería, el deseo de mostrarme a mí mismo desde un ángulo ventajoso.”
Ó
7 de febrero de 1856: “Me peleé con Turguéniev y recibí a una muchacha en mi casa.”

Desde luego, pelearse con las grandes figuras de la literatura siempre queda bien: “dime con quien te cascas y te diré quién eres…” Aunque quizá quedaba mejor antes, en el XIX, cuando se estilaban los duelos, el honor, y había que defender las ideas con vehemencia y algún que otro mamporro, en el mejor de las casos. Hoy resulta un espectáculo penoso, cómo ese que no se vio en NSB con Vicente Molina Foix y García-Viñó.
Traerse putas a casa no dice tanto a favor del anfitrión, al menos en nuestra cultura occidental reciente, cien años arriba, cien años abajo. Eso de “recibí” suena muy decimonónico, pero es puterío de toda la vida, ese mismo del que se lucra hasta el ABC, un periódico que se alineaba de esta manera en tiempos de la Segunda República (según leo en la colección verde sobre la GC de El Mundo): “con la Monarquía, el orden, con el Derecho y nunca fuera de la ley…” La prostitución muy dentro de la ley, no es que esté, pero vamos, los tiempos they are a-changin, y a otra cosa. Hoy aceptamos mejor que nunca esas contradicciones, esa convivencia imposible entre el Alfa&Omega y los anuncios de relax, un imaginario guiño a María Magdalena, esa “pecadora”.

Pero volvamos a Tolstói, Lev Nikoláievich, que también tenía sus contradicciones y muchas, según asegura la contracubierta: “Un día se encontraba en medio de una batalla en Crimea y al siguiente aparecía segando el heno con los campesinos. (…) Había momentos en que nos sorprendía con el minuciosos examen de conciencia al que se sometía, mientras en otros lo veíamos perder su hacienda por deudas de juego.” Parece evidente que lo contradictorio, lo poliédrico, lo inaprensible, es más seductor y atractivo, se nos escapa de las manos. En estos mismos diarios, (Diarios (1847 – 1894), Lev Tolstói, El Acantilado, Barcelona, 2002) dice el ruso que dice Goethe lo siguiente: “la verdad es repugnante porque es fragmentaria, incomprensible, mientras que el error es coherente y consecuente.” Y en este baile de citas, me acuerdo de Vila-Matas y su entrevista del domingo en El País, donde también se canta a las Contradictions: “Soy muy contradictorio. Yo no estoy hecho de una pieza. Y menos mentalmente. Hay días en que me quejo de la cantidad de llamadas y pesadeces que tengo, y otros en los que pienso que estoy igual de solo que Pasavento. Me ocurrió en la habitación de un hotel y me puse a firmar autógrafos”.

Pero yo no quería hablar de la Verdad, ni la Mentira (otra de las debilidades de Tolstói), ni de las contradicciones, ni de periódicos, ni de putas. Quería hablar de la Autenticidad, también con mayúscula. Y retomo la pregunta del principio, con otras palabras: ¿Se escribe/pinta/toca/cocina de la misma manera si cambian los lectores, la audiencia, los estómagos, los marchantes? No lo creo. Y me acuerdo ahora de unas de esas pelis que hacen grande al cine, Lenny, de Bob Fosse, en donde vemos a Dustin Hoffmann en la piel de un humorista muy serio, que conforme aumenta la difusión de sus monólogos nada risibles más se crece, más carga las tintas. De los chistes sobre orgasmos fingidos pasa a arremeter contra la Administración de turno, y la guerra absurda de turno (Vietnam).
Y sus fieles acólitos, esas parejas norteamericanas, algo naives, que acudían cada noche de lunes a ese club subterráneo a tomar un ‘manhattan’ y buscar la risa que a ellos les falta se sienten violentados. De pronto se escandalizan, de esos mensajes incendiarios, de esa reivindicación fuera de lugar, que no pillaban. Pero Lenny seguía con su autenticidad, sin preocuparse del “qué dirán de lo que digo”, ni por estar en el lugar equivocado. Y se mete en problemas, pero eso es otra cuestión.

No hay que pensar en los que están al otro lado. Valdano le dijo a Raúl hace que saliera al campo a divertirse. Lo Auténtico siempre resiste, se mantiene, acaba triunfando de alguna u otra manera, como esos monólogos sanos de Buenafuente, que sale cada noche a divertirse, o eso parece. Los diarios de Tolstói perderían su valor si no nos contara sus bajezas, sus duelos internos, sus trabajosas y particulares búsquedas de la verdad, sus gloriosas miserias, si falseara su biografía, si añadiera ficción, si simplificara su realidad. Fue Auténtico y eso perdura. Ahora bien, ¿lo hubiera sido siendo consciente de que una editorial haría públicos esos tormentos, íntimos y personales? ¿Cómo escribiría este náufrago de la Red si sus lectores fueran miles, si sus mensajes embotellados tuvieran destinos conocidos, si el susurro fuera amplificado hasta el griterío, como el careto de Torrente 3, el Protector en ese edificio de la Puerta del Sol?
(Me viene a la cabeza también, hablando de Vila-Matas, su último personaje (¿alter ego?), el Doctor Pasavento, un escritor que huye de la gloria literaria en el que vive instalado. ¿Para escribir como cuando sólo pensaba en escribir, no en mantener la gloria, su carrera, el estilo, las expectativas, el prestigio?)

4 comentarios

ashley templewood -

a veces las audiencias se represenatn a si mismas, a veces trabajan y no pueden hacer todo lo que tenían que hacer a tiempo, aunque lo hagan, no como otros 'amiguetes' que jamás te recomiendan en sus blogs a pesar de que les recomiendes en el suyo. la vida es muy jodida, más con resaca y currando. pero hay que vivirla, que leches. lo mejor para tener audiencia es respetarla, no presionarla, y siempre siempre siempre cumplir lo prometido. yo ya he cumplido mi promesa, ¿y tú?

Elsa -

"Dime de qué presumes y te diré de qué careces"...y ahí nos situamos la gran mayoría (sólo son excepción los muy, muy, muy despistados; por eso me caen bien).

audiencia -

Yo, como audiencia que soy, creo que los creadores cocinan totalmente a sabiendas de quienes van a ser sus comensales. Si por ejemplo fuesen judios, no creo que el cocinero les sirviese lomo de chancho para cenar y algo parecido creo que pasa con las demás disciplinas artísticas ya que el creador vive la misma realidad que sus espectadores y establece unos códigos de comprensión y acercamiento de la obra al público cuando la produce. Aún así todo queda supeditado a la propia manera de entender la creación que tenga el artísta. El mundo de las influencias recíprocas.. y laberínticas...

e-lector deloquelee -

Felíz cumpleblogs! Ya cumples 1 año amenizándonos nuestras mañanas laborales.. y valorables. Gracias por ayudarnos a que sean más tragables!!!