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El Náufrago Cosmopolita

Sobre la pasión

Las esperas en el banco se hacen largas, desesperantes. No tanto como ante unos resultados de serología, claro. No me quedó claro si a la co-protagonista de ‘Princesas’ le diagnostican la contagiosa enfermedad, porque de ser así, su optimismo, tal y como acaba la peli, sería enfermizo. No temáis, potenciales espectadores, porque este no es un punto vital de una película que, por hacer un poco de crítica al vuelo, resulta un tanto sosa, insulsa y anodina, por citar a ‘Martes y 13’. Aunque las pelis son como las tiendas de las gasolineras, siempre te acabas llevando algo. Como el diálogo entre Caye y Manuel, ese logrado retrato del informático madrileño con perilla que en vez de música regala versiones piratas del photoshop y del office. Y le dice algo así como “yo admiro a Bill Gates, ese sí que se lo ha montado bien, porque le echa pasión”.
Ah, la pasión. Eso he leído al entrar al Bilbao Vizcaya esta mañana: “adelante, tráenos tu pasión”. Bonita forma de decir “venga, danos tu pasta”. El cinismo adobado de inocencia de algunos ‘copy writers’ es tremendo, aunque, se deja leer, se deja leer. FSD, ese gurú que despierta tan pocas simpatías por tener la valentía de bienvivir del cuento, dice lo siguiente sobre la pasión. Léase ‘Los senderos de la mano izquierda’, consejo nº 16: “No ames apasionadamente. La pasión, sea cual sea su objeto, es una enfermedad grave”. Suponemos que a lo que se refiere el ex - presentador de NSB es: no te dejes engatusar por el moño traicionero del amor sin pensártelo bien. Básico. Hasta ahí vale, pero no nos cebemos con ese componente de locura que nos puede salvar hasta de morir de cordura: sin pasión no existiría el Quijote. Ni Españñña.
Podríamos decir que la pasión es la sublimación de un entusiasmo más cotidiano, de un temple animado y optimista que sobrevuela el trabajo de uno, la existencia un 5 de septiembre cualquiera. Creer en lo que uno hace, en lo que se es. Enrique Bunbury anuncia que se baja del escenario por temor a no estar al máximo, a no mantener la pasión, a caerse de la bicicleta de lo sublime, y defraudar a su público, como un Elvis gordo y consumidor de audiovisuales. Raúl, Ronaldo, receptores de exagerados sueldos netos que, sin embargo, no garantizan el sostén de su pasión, susceptible de cadencias crepusculares, como tetas de vieja. El brasileño confesó hace poco la perdida de la ilusión, al madrileño basta verle la cara… Todo esto nos conduce al clásico: el dinero no da la felicidad (pero deja en la estación de al lado, añade el otro). Otra pareja, en este caso radiofónica, es más de admirar: Luis del Olmo e Iñaki Gabilondo. Sus seis millones de euros anuales per cápita no les han tentado para dejar de levantarse a las tres de la mañana durante el 40% de sus vidas. Ahora parece que IG va a dejar de madrugar para convertirse en el nuevo Dan Rather de la comunicación nacional.
El caso: mantener la pasión, a riesgo de ser devorados por el succionador agujero negro de la indiferencia más absoluta, por una abulia ingente, inaprensible, como un tenia insidiosa e invisible que te secara la alegría hasta dejarte chupado, triste y bien jodido.

Nota al pie: desde el locutorio pulgoso desde el que os escribo, una latina de interesantes pechos se los aprieta y reafirma para que su amadito los observe desde el otro lado del charco, webcam mediante. Apasionante.

2 comentarios

posion -

oh... la pasion...
que se puede convertir en "poison".... cuidado.., o en el mejor de los casos en "poisson", a la brasa! o al horno! eso si!

en este terreno es dónde me encuentro con más problemas: alcanzar el equilibrio entre pasión y razón, entre el impulso impetuoso y el "piénsa un poco lo qué vas a hacer". Es cierto que a veces un acto pasional puede obtener muy buenos resultados pero también pueden ser nefastos, un veneno para uno mismo. Y así mismo, haciendo uso de la razón también puedes conseguir ambos resultados. Entonces, ¿que hacer? A mi, me mueve la pasion en mayor medida y a veces tengo que frenarla. Otras veces la razón me ha ayudado a visualizar los problemas y la pasión me ha dado la fuerza necesaria para resolverlos. Creo que hay otro término relacionado con la pasión, y es el DESEO. Un concepto muy humano y que tan sólo tiene una dirección, (eso escuché hace poco) nunca es recíproco, ¿por qué, joder!?? yo quiero que mis deseos me respondan, que contesten a mis peticiones pasionales. Pero claro, una vez se convierten en deseos "cumplidos" ya se han cumplido (pretérito imperfecto, no?) y ya no son más deseos.. que mierda! me buscaré otros...

bueno, primo (no es un descalificativo, soy un primo tuyo) tengo que currar a pesar de que tus relatos, por un rato, me hagan volar! looo000OOcooo000OOOSSSS!!!!!

oye.. cuanto son 2+2??? si respondo pasionalmente pondré infinito, pero si respondo con la razón pondré 4, bueno ya veré..

pasionario -

Raul acaba de meter un gol pese a la fuerte defensa servia
¿...?