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El Náufrago Cosmopolita

Ciudades ideales

Ciudades ideales

«La ciudad ideal es un lugar de encuentro, con una gran variedad de gente, una rica mezcla de actividades, que aprende de la ciudad tradicional. Hay mucho espacio verde, se puede ir muy rápido de un lugar a otro, tiene una alta densidad de infraestructuras, increíbles conexiones, excelente transporte público, y coches limpios, más seguros y más ecológicos. Es una ciudad para el futuro».
Esto lo dijo Norman Foster en un encuentro sobre urbanismo y coches, en el que Rafael Moneo ofrecía puntos opuestos, algo más realistas, “la ciudad ideal, por la que luchamos todos los días, es inalcanzable”
Encuentro coincidencias con la descripción de Foster con el Bilbao que me va acoger estos meses, una ciudad que le debe el diseño de sus comunicaciones subterráneas y sus accesos a ellas, tráqueas de hormigón. Bilbao ofrece actividades, ideadas por gente variada, para públicos diversos. El tranvía convive con el Metro y el bus rojo (gorria) y además se llega andando a los sitios, por la pasarela Zubizuri, que tiembla con firmeza, o por la Gran Vía, que tiene la solemnidad de la madrileña pero no su decadente presencia.
En 2015 (Regreso al Futuro II) habrá en el mundo 23 megaciudades (de más de diez millones de habitantes). Bilbao no séra una de ellas.

El periódico fija y da esplendor

El periódico fija y da esplendor

El periódico fija el tiempo, como las fechas el tapiz de la Historia, que leí en el Gombrich. Veo un anuncio de Telefónica de esos en página impar llenos de color: "Llega la Videollamada". A partir de ahora parece que se podrá verse por la pantallita mientras se habla, algo muy interesante desde el punto de vista erótico/festivo, al menos.
Si miramos alrededor, ya estamos un poco en el futuro que soñábamos al ver pelis como "Regreso al futuro II" (situada en 2015, con monopatines que vuelan) o Robocop. El metro de Bilbao, limpio, de líneas frías y depuradas es un buen escenario para sentirse en el futuro en el presente. La gente habla con sus móviles de destellos japoneses, otro apunta la lista de la compra en la Palm, y uno de Barakaldo sale en Abando en busca de un cibercafé para hablar por escrito con sus amigos, que no tienen nombre sino nick (Tuttifrutti_04).

Todo muy moderno. Pero no tanto. Porque leo una de esas frases del día que destaca EL CORREO en su página de opinión ("Todavía espero el papel de mi vida", Lauren Bacall) y pienso que no todo es tan moderno. Como ver a Fidel con el brazo en cabestrillo, que es anacronía pura. Ahora entiendo el cuentillo de Monterroso, con el que seguro se levantan de la siesta muchos cubanos (Cuando despertó, el dinosaurio aún estaba allí). Bebo Valdés, leo hoy también, dejó la isla en 1960 y no ha vuelto nunca. Se casó con una sueca.
Un moderno.

Espacios públicos

Bernardo Atxaga y García Márquez, esos dos tipos formaban la adivina-adivinanza gráfica. Prometo más y mejores juegos, cuando tenga tiempo y el Photoshop instalado de nuevo.
Sigo inmerso en la lectura de "los de Obaba", que resulta ser costumbrista y agradable, menos guntergrassosa de lo que imaginé, con esos relatos que se leen de dos tacadas, en una la presentación, en otra el desenlace. Montxo Arméndariz rueda en Navarra "Obabakoak", y no sé cómo se las ha visto para seleccionar entre los relatos algo que dé lugar a un guión de una pieza. Ya lo hizo José Luis Cuerda con La Lengua de las Mariposas de Manuel Rivas, no es imposible.

En clase, Gotzone Mora nos habla de los nuevos espacios públicos que permite la tecnología de la información. COMO ÉSTE. Ya no hace falta ir a la plaza del pueblo para dar o recibir mensajes. Mientras quitamos las espinas a un txitxarro al ajillo Angels Barcelò entra en nuestras casas para ponernos al día, y configurar nuestra visión del mundo, mientras pelamos una pera. Internet, la televisión, la prensa... Masticamos toda la información en la intimiidad del sofá, o en la tranquilidad del dormitorio-cibercafé. Luego la expulsamos como podemos.