Ciudades ideales
«La ciudad ideal es un lugar de encuentro, con una gran variedad de gente, una rica mezcla de actividades, que aprende de la ciudad tradicional. Hay mucho espacio verde, se puede ir muy rápido de un lugar a otro, tiene una alta densidad de infraestructuras, increíbles conexiones, excelente transporte público, y coches limpios, más seguros y más ecológicos. Es una ciudad para el futuro».
Esto lo dijo Norman Foster en un encuentro sobre urbanismo y coches, en el que Rafael Moneo ofrecía puntos opuestos, algo más realistas, la ciudad ideal, por la que luchamos todos los días, es inalcanzable
Encuentro coincidencias con la descripción de Foster con el Bilbao que me va acoger estos meses, una ciudad que le debe el diseño de sus comunicaciones subterráneas y sus accesos a ellas, tráqueas de hormigón. Bilbao ofrece actividades, ideadas por gente variada, para públicos diversos. El tranvía convive con el Metro y el bus rojo (gorria) y además se llega andando a los sitios, por la pasarela Zubizuri, que tiembla con firmeza, o por la Gran Vía, que tiene la solemnidad de la madrileña pero no su decadente presencia.
En 2015 (Regreso al Futuro II) habrá en el mundo 23 megaciudades (de más de diez millones de habitantes). Bilbao no séra una de ellas.