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El Náufrago Cosmopolita

Centro de gravedad

La comunicación no verbal dice mucho de nosotros. Muchos preferirían no tener que cargar con esa losa, ser libres de un cuerpo que delata en gestos, o en ausencia de gestos, de una voz que vibra poco o mal, de un felipe contumaz.
El cara a cara, la sobriedad cotidiana en nuestro trato, tiene algo de romántico, de épico, de Hemingway y Brigadas Internacionales, de votante en Bagdag. Sólo algo, pero algo es algo. Sí. Mucha de esta creciente comunidad virtual firmaría por una vida on-line, un foro perpetuo de contacto a través de la tecla. La comunicación no verbal es aparatosa, y deja a veces un cuerpo desangelado, una cierta sensación de coito interrumpido. Basta acudir a una de esas anacrónicas tertulias literarias que organizan cada tiempo algunas almas cándidas de buena fe para darse cuenta. ¿Quién se mete allí? Los frikises, las abuelas de izquierdas, beneficiarios de extrañas pensiones, solterones muy leídos y diversas soledades con vestuario años ochenta, último grito en comunicación no verbal.
Dijo Arcadi Espada algo así: "Internet ha significado una auténtica revolución intelectual". Su pléyade de opinadores diarios, de gran fidelidad, lo certifican. Nuevos tertulianos, gente interesada en el mensaje y no en la bufanda, que a lo sumo lee entre líneas. Allí se discute sobre diverso material más o menos ‘búlgaro’ que les mantiene entretenidos un rato, creyéndose colegas de algo, compañeros de tal. Se encuentran, desencuentran, insultan, aplauden, ocultan, descubren, suplantan y citan. Y todo ello en el territorio privado de sus lugares de (¿poco?) trabajo.
Hay que dárselas mucho de gurú para decir esto es bueno, esto es malo. El romanticismo, la aventura, es hoy también según configuración personal, como esas asignaturas de la universidad. Y pasa por crearse un centro de gravedad más o menos permanente, como Franco Battiato. Un reino estable, de intereses a largo plazo, intensidades variables, equilibrios satisfechos e insatisfechos en moderada armonía. Lo bueno, lo malo. Ay.

Los diarios gratuitos. Nuevo modo de acercarse a lo global. En el asiento del metro o del bus, con un ojo dormido y el otro despertando a la curiosidad: "Los jóvenes españoles son los más felices Europa". Qué! Lo dice esta nueva publicación del grupo Recoletos. Curiosa forma de periodismo ésta, de grandes titulares a Arial 60pt, caja baja, sin remate. Y me acuerdo del reportaje de la familia Nakib, esa familia iraquí, bagdalís de toda la vida, con la que anduvo un reportero de Vocento, haciendo sinergias. Dos puntos:
(...)
Mustafá es un loco de la informática; es uno de esos adolescentes enganchados la mitad del día al Windows.
(…)
La familia Nakib se ha mudado de domicilio hace algo más de un año. Y Mustafá, que es un muchacho muy sociable, dejó un montón de amigos en su antiguo barrio. Al principio, su padre, Mulham, le llevaba en el coche a que los visitara, pero, desde que comenzaron las restricciones de gasolina, apenas usan el viejo 'Toyota' más que para una emergencia. Pero no por eso ha olvidado Mustafá a sus amigos, con quienes se mantiene en contacto diario mediante un 'chat' en el cibercafé que hay junto a su casa.
(…)
La claustrofóbica vida de Bagdad ha convertido a los Nakib en adictos de la Red. Cuando termina sus clases en la Universidad, a las dos de la tarde, Zina se hace acompañar por su prometido al cibercafé que éste regenta. Toman un emparedado. Y ella pasa un rato navegando.

1 comentario

b -

estimado wender wagen: me podría aclarar qué es lo que va usted a hacer este fin de semana. sus alocuciones de ayer me hicieron dudar. gracias. b